Se trata de una novedosa técnica que permitirá aumentar la protección individual frente a un hipotético secuestro: un dispositivo intra epidérmico que permite localizar a su portador por vía satélite. Diseñados por la empresa mexicana Xega que asegura tener más de 2.000 clientes en un país donde el rapto está al orden del día, el chip se inserta dentro de una cápsula cristalina del tamaño de un grano de arroz, que se inserta debajo de la piel. Una vez activado, el dispositivo es capaz de enviar señales de radio a un aparato de GPS que porta el propio cliente, y que a su vez manda una señal de geolocalización al satélite. El precio de la operación es de menos de 4.000 euros, más 2.000 euros de mantenimiento anual. Muchos clientes insertan el chip en el brazo entre el músculo y la piel, de modo que no pueda ser identificado. Según explica la empresa, si se ven en situación de peligro, lo único que tienen que hacer es apretar un botón de alerta para activar el sistema y avisar a Xega, que se pone en contacto con la policía. No obstante, el sistema tiene sus detractores, que afirman que el chip sólo identifica a una persona, y no sirve para nada si los delincuentes encuentran y destruyen el GPS que el cliente debe llevar consigo.
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